Los calambres son una parte inevitable de la vida de un deportista, un desafío al que la mayoría de nosotros nos enfrentamos tarde o temprano. La pregunta candente es: ¿por qué ocurren y cómo podemos evitarlos?

El fin de semana pasado, participé en el Campeonato Mundial de Gravel de la UCI , que se celebró en la cautivadora región del Véneto, en el norte de Italia, que se extiende desde el lago Le Bandie hasta Pieve di Soligo. El recorrido tenía una longitud de 169 kilómetros y un desnivel de 1890 metros. Este terreno lo tenía todo, al menos durante los 142 kilómetros que corrí.

Imagínese secciones estrechas de una sola pista, lechos rocosos accidentados, terreno ondulado, subidas exigentes del 15 % y más: este recorrido fue una verdadera prueba de temple y mereció por completo las codiciadas rayas de arcoíris.

Las dos primeras horas de carrera fueron un torbellino, con una velocidad media de unos 38 kilómetros por hora. Si a todo ello le sumamos el esfuerzo que exigía correr en un terreno tan diverso y la presencia de otros 200 corredores profesionales, fue un auténtico caos organizado.

A diferencia de los otros eventos en los que participé este año, tuve la suerte de contar con un equipo de apoyo dedicado a mi lado, que me brindó asistencia mecánica y se aseguró de que tuviera botellas en los puestos de avituallamiento. Sin embargo, donde cometí un error y sufrí calambres severos fue al no mantener una hidratación adecuada en las primeras etapas de la carrera, un error de principiante que nunca debería haber ocurrido.

Sin embargo, esta experiencia sirve como una valiosa lección sobre el papel fundamental de los electrolitos en la prevención de los calambres.

Los electrolitos desempeñan un papel fundamental en la prevención de los calambres, en particular en deportistas y personas que realizan actividad física prolongada. Los calambres son contracciones musculares involuntarias que pueden ser bastante dolorosas y suelen estar asociadas a la deshidratación y a un desequilibrio electrolítico.

A continuación, se ofrece un resumen detallado de por qué los electrolitos son importantes para prevenir los calambres:

  • Función muscular: Los electrolitos son esenciales para el funcionamiento adecuado de los músculos. Ayudan a transmitir señales eléctricas entre las células nerviosas y los músculos, lo que permite la contracción y la relajación muscular. Los electrolitos más importantes para el funcionamiento muscular son el sodio, el potasio, el calcio y el magnesio. Cuando estos electrolitos están desequilibrados, pueden producirse calambres musculares.
  • Sodio: El sodio es fundamental para las contracciones musculares y la transmisión de impulsos nerviosos. Durante el ejercicio, especialmente en condiciones de calor, se pierde sodio a través del sudor. Cuando los niveles de sodio bajan demasiado, pueden producirse calambres musculares.
  • Potasio: El potasio es esencial para mantener el funcionamiento adecuado de los músculos. Una deficiencia de potasio puede provocar debilidad muscular y calambres. Los atletas suelen necesitar más potasio durante el ejercicio para reemplazar lo que pierden a través del sudor.
  • Deshidratación: Los electrolitos están estrechamente relacionados con la hidratación. La deshidratación, que se produce cuando se pierden más líquidos (agua) de los que se ingieren, puede provocar un desequilibrio de los electrolitos, en particular el sodio y el potasio. Cuando el cuerpo está deshidratado, le cuesta mantener el equilibrio adecuado de electrolitos, lo que hace que sea más susceptible a los calambres musculares.
  • Desequilibrio: un desequilibrio electrolítico, ya sea por exceso o por defecto de un electrolito específico, puede alterar el funcionamiento normal de las células musculares. Por ejemplo, un exceso de calcio en el interior de las células musculares puede provocar contracciones prolongadas, lo que provoca calambres.
  • Calor y humedad: al hacer ejercicio en condiciones de calor y humedad, se tiende a sudar más, lo que provoca una mayor pérdida de electrolitos. Esta sudoración intensa puede aumentar aún más el riesgo de sufrir calambres.

Mi rutina habitual para el día de la carrera consiste en empezar con electrolitos y geles en la parte inicial de la carrera para mantener mis niveles de energía. A medida que avanza la carrera, alterno entre una mezcla de carbohidratos y electrolitos. Desafortunadamente, las cosas empeoraron en esta carrera cuando descuidé mantenerme bien hidratado durante la intensa primera etapa. Terminé perdiendo más líquidos de los que podía reponer.

Es un error común dejarse llevar por la emoción de la carrera y pasar por alto las necesidades de hidratación. A partir de mis experiencias de este año, me gustaría compartir algunos consejos esenciales. Asegúrate de priorizar la hidratación configurando recordatorios en tu ciclocomputador o reloj y tomando notas en tu potencia.

Espero que este artículo te sirva de valiosa información, al igual que yo aprendí una lección crucial: incluso después de años de competir profesionalmente, sigo trabajando constantemente para perfeccionar mi estrategia nutricional.

//autor Sam William Andrews